Inferno

Por: Norlando Zapata-
@Norlo28

Robert Langdon (Tom Hanks) vuelve en Inferno, adaptación a la gran pantalla del libro más reciente del autor Dan Brown mejor conocido por el best-seller, El Código DaVinci.

Ron Howard retoma su trabajo como director en la tercera entrega cinematográfica protagonizada por Robert, el profesor y experto en simbología, quien esta vez enfrenta una amenaza biológica capaz de acabar con media humanidad.

El filme abre con una persecución en Florencia; Bertrand Zobrist (Ben Foster) huye de Christoph Bruder (Omar Sy), un agente de la OMS (Organización Mundial De La Salud). Al verse acorralado y para no revelar sus planes, Zobrist se suicida, llevándose a la tumba los secretos de un virus capaz de acabar con al menos la mitad de la población de la Tierra.

Luego de un espectacular montaje de pesadilla, Langdon despierta en un hospital en Florencia, dónde tiene una herida de cabeza y amnesia parcial. La Dra. Sienna Brooks (Felicity Jones), atiende a Robert, justo antes de ser atacados por una supuesta agente de la policía. Aquí, nuestros dos protagonistas deben escapar a la seguridad del apartamento de la Dra. Brooks, donde Langdon descubre que estaba en posesión de un artefacto hecho de hueso humano, capaz de proyectar una imagen del Infierno de Botticelli, alterada para ocultar un acertijo que Robert debe descifrar.

Sin muchas opciones, Langdon y la Dra. Brooks se comunican con el consulado, solo para darse cuenta que Vayentha (Ana Ularu), la atacante en traje de policía Carabinieri, se presentó en la dirección suministrada por Robert. De esa forma empieza esta nueva aventura conspirativa, a través de bellos sitios turísticos y con muchos acertijos para que el protagonista resuelva, mientras las autoridades y una amenaza biológica le pisan los talones.


Así como en El Código DaVinci y Ángeles y Demonios, Inferno está lleno de giros argumentales y sorpresas. Los típicos antagonistas y aliados falsos, hasta las organizaciones turbias que amenazan de forma mortal a los personajes. Lo único que difiere en esta película de sus antecesoras es la figura de villano y mente maestra post-mortem, cuyo plan está tan bien elaborado que aún sin contar con la presencia física de su autor, sigue funcionando. Además, en Inferno está presente ese punto pivotal de la trama dónde toda la conspiración es revelada en un montaje de flashback. Aunque una vez comprendido el plan de Zobrist, la trama se hace algo irreal e inverosímil, incluso para los estándares de Dan Brown.

Las actuaciones son bastante aceptables, solo destacando realmente a Tom Hanks, Ben Foster y el agradable (pero turbio) personaje de Irrfan Khan, el "Provost". Realmente hay muy poco desarrollo de personajes para dar paso a la desenfrenada acción. Sin embargo, hacia el final de la película, Inferno pierde algo de ímpetu en una prolongada escena entre Robert Langdon y Elizabeth Sinskey (Sidse Babett Knudsen), que contrasta terriblemente con el resto del film.


La música de Hans Zimmer, a pesar de ser de calidad, como siempre, no se destaca mucho. No me pareció que existieran riesgos asumidos por el renombrado compositor. Las obras se sienten algo genéricas y dentro del rango cómodo de Zimmer, quien parece no haberse esforzado demasiado esta vez.

En el aspecto visual, Ron Howard se hace sentir con su particular y vistoso estilo. Las bellas tomas a Florencia y Estambul, así como sus increíbles obras arquitectónicas. Sin embargo, los montajes de flashback se sienten algo clichés con el sobre usado efecto sepia típico del director.


En general, Inferno es una película entretenida pero que está lejos de ser perfecta. Para mí, es la entrega más débil de la trilogía de Robert Langdon, cosa que atribuyo a lo apurado del factor romántico de la película y, a pesar de las variaciones y giros, el villano sigue siendo otro demente más con ansias de crear un desastre global.


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