Warcraft: El primer encuentro entre dos mundos

Por: Norlando Zapata-
@Norlo28

El director Duncan Jones cuenta con una corta pero buena filmografía. Moon (2009) y Source Code (2011) fueron muy bien recibidas por la crítica y aficionados por igual. Cuando Jones anunció que estaba en la dirección de Warcraft, muchos creímos que las adaptaciones de videojuegos al cine  aún tenían esperanzas.

Warcraft es una línea de videojuegos que cuenta con 22 años de historia. Desde su primer título, Orcs & Humans, juego de estrategia en tiempo real, hasta el moderno MMO World of Warcraft, la franquicia cuenta con un universo bastante desarrollado, lo cual representa un gran reto para llevarlo a la gran pantalla.

Personalmente solo jugué Warcraft III y Hearthstone, así que no conozco el mundo de Azeroth en su totalidad, sin embargo, durante toda la película pude sentir como traían dicho mundo a la vida.

Warcraft abre con la Horda, una coalición de clanes de orcos que deben escapar de su planeta moribundo a través de un portal mágico hasta Azeroth. Gul'dan  (Daniel Wu) es el líder de la Horda y es el único capaz de darle un nuevo hogar a los orcos. Durotan (Toby Kebbell), líder del clan Frostwolf ve con suspicacia la vil magia de Gul'dan, pero junto a su esposa encinta Draka (Anna Galvin) y su amigo Orgrim Doomhammer (Robert Kazinsky), deciden aventurarse al mundo de los humanos.


En Azeroth, nuestro protagonista, Anduin Lothar (Travis Fimmel) junto con el aprendiz de mago Khadgar (Ben Schetzer) investigan los cadáveres de la guardia de Azeroth, misteriosamente masacrados por "bestias" desconocidas para la humanidad. Además, algunos tienen dentro de sí la corrupción de algún tipo de magia maligna, lo cual lleva a nuestros héroes a pedir ayuda del Guardián Medivh (Ben Foster), el mago de confianza del rey Llane Wrynn (Dominic Cooper).


Lo que más destaca de Warcraft es el aspecto visual y la estética. Las escenas de los orcos son, en su mayoría, CGI del más alto calibre y los personajes principales de la Horda son interpretados por actores usando la tecnología motion capture para hacer cada movimiento lo más real y detallado posible. 

Los personajes son bastante similares a los de las cinemáticas de los videojuegos pero mucho mejor. Duncan Jones hizo un excelente trabajo manteniendo el estilo de Wacraft en su adaptación y no intentó en ningún momento hacerlo realista.


Los diálogos de los orcos son muy buenos e incluso llegas a sentir empatía por ellos. La horda no está necesariamente llena de bestias salvajes y brutales; aquí los orcos tienen un código de honor y actúan de acuerdo a ese código. La amistad entre Durotan y Orgrim se siente bastante real, aunque no gastan demasiado tiempo mostrando este aspecto.

Por otra parte, las escenas de los humanos se desarrollan entre sets reales y pantalla verde. La taberna, la corte del rey, la torre de Medivh, las armerías y hasta los calabozos son realmente hermosos y llenos de detalles que van acorde al estilo de fantasía medieval de Warcraft. Las armaduras, espadas, escudos, libros y cada pieza de utilería es una belleza y tienen su toque exagerado y fantástico para conservar la estética de Warcraft.


Por desgracia, los diálogos de los humanos no son tan interesantes y a veces las actuaciones se sienten un poco rígidas y artificiales. Algunas escenas pueden parecer desconectadas entre sí y sumado a la cantidad de nombres de locaciones ficticias, puede hacerse confuso para los no fanáticos de la franquicia. Por otra parte, algunos eventos suceden demasiado rápido, como por ejemplo la relación entre Garona (Paula Patton) y Lothar.


Faltó desarrollo de la mayoría de los personajes, lo cual es bastante complicado en una adaptación de a penas dos horas de película, debido a la cantidad de personajes y a la profundidad que tiene el universo donde se desenvuelven. Además, el principio del filme puede ser un poco lento, pero progresivamente va llenándose de conflictos y batallas que le dan su necesaria dosis de emoción.

Warcraft, está lleno de referencias por montones para mantener felices a los fanáticos. Es obvio que Duncan Jones pretende producir secuelas, donde esos elementos que están en un segundo plano probablemente se desarrollen. Por ejemplo, la corta aparición de elfos y enanos te deja con ganas de ver más de ellos y es algo que inevitablemente ocurrirá si el director desea mantener dirección similar a la historia del juego de computadora.


La música de Ramin Djawadi es bastante buena y acorde a Warcraft. El tema principal es memorable y sabe como manipularlo para mantener el mismo tema durante toda la película sin que se vuelva monótono.

Para finalizar, Warcraft de Duncan Jones es una película que, a pesar de poseer fallas, logra trasladar efectivamente el videojuego a la gran pantalla. Los fanáticos probablemente tendrán la satisfacción de una buena adaptación mientra que los críticos profesionales y filósofos probablemente no estarán muy felices. 

Personalmente puedo recomendarla si te gusta la acción de fantasía medieval como a mí, pero no vayas al cine esperando otra Lords of The Rings, ni la Shawshank Redemption del mundo de los elfos y orcos.


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